Eliminando la brecha entre estrategia vs ejecución: Las 4 Fases para avanzar en tu Negocio
He estado en tus zapatos. Conozco perfectamente la sensación de terminar el día agotado, con la certeza de haber trabajado sin parar, pero con la duda de si todo ese esfuerzo nos movió un centímetro en la dirección correcta. Es el torbellino del día a día, el que nos hace sentir productivos, pero que a menudo nos aleja de nuestro verdadero potencial.
A lo largo de mis más de 28 años en el mundo de la tecnología y los negocios , he fundado empresas , he lanzado productos digitales y he acompañado a cientos de líderes en sus procesos de transformación. Y en todo este tiempo, he adoptado una filosofía que me guía como un faro: “Dreaming is ok… Doing is better!”.
Pero esa filosofía viene con una pregunta fundamental: ¿hacer qué? Porque la acción sin dirección es solo caos. Y es aquí donde he visto a la mayoría de las organizaciones, sin importar su tamaño, tropezar una y otra vez.
La Gran Brecha: ¿Por qué tan pocos logran el éxito sostenible?
Las estadísticas que manejamos en la industria son brutales, pero honestas: solo un 10% de las empresas logran tener tanto una buena estrategia como una buena ejecución. ¡Solo 1 de cada 10! El resto se pierde en una de estas tres trampas dolorosas:
- El Sueño Roto (Buena estrategia, mala ejecución): Tienes un plan brillante, pero se queda en el papel. Tu equipo no se alinea, los proyectos no avanzan y la visión se diluye en la rutina diaria.
- La Pesadilla Eficiente (Mala estrategia, buena ejecución): Todos en tu equipo son increíblemente eficientes y trabajadores, pero sus esfuerzos están dispersos. Se mueven rápido, sí, pero en círculos o en la dirección equivocada.
- El Caos (Mala estrategia, mala ejecución): Es el modo supervivencia. Vives apagando incendios, reaccionando a las crisis y sin tener idea de qué pasará el próximo trimestre.
Yo lo resumo de una forma más directa: la estrategia sin ejecución es un sueño. Y la ejecución sin estrategia es una pesadilla. Mi propósito, la razón por la que fundé Organización 5.0, es ayudar a los líderes como tú a despertar de ese sueño y a salir de esa pesadilla.
Planear no es burocracia, es libertad
Quiero que te deshagas de la idea de que la planeación estratégica es un ejercicio corporativo, un documento de 100 páginas que nadie leerá. Para mí, es todo lo contrario. Un buen plan es un acto de liberación. Es la herramienta que te da la claridad y la confianza para actuar con propósito.
Cuando te detienes a planear, lo que realmente estás haciendo es darte a ti y a tu equipo el regalo de:
- El Enfoque: Como dijo el gran Michael Porter, “la esencia de la estrategia es elegir qué NO hay que hacer”. Tu plan se convierte en tu filtro. Te permite decir “no” con confianza a las distracciones y enfocar el 100% de tu energía en lo que de verdad importa.
- El Alineamiento: Mi experiencia me ha enseñado que el éxito de una visión depende en un 99% del alineamiento del equipo. Cuando todos conocen el destino y entienden su rol en el mapa, la magia ocurre. El esfuerzo deja de ser individual y se convierte en una fuerza colectiva imparable.
- La Agilidad: Un plan no es una camisa de fuerza. Es tu compás. Cuando el mercado cambia o surge una oportunidad, no decides desde el pánico, sino desde la coherencia. Tu estrategia te permite tomar decisiones más rápidas e inteligentes.
Mi sistema para ti: 4 Fases para Avanzar
Para que esto no se quede en la teoría, he destilado mi experiencia en un sistema simple y poderoso que llamo las “4 Fases para Avanzar”. Es un ciclo diseñado para transformar tu visión en acción de forma continua:
- Planear con Propósito: Define tu norte. ¿A dónde vamos y por qué es importante llegar allí?
- Ejecutar con Rapidez: Convierte esos grandes planes en acciones pequeñas y manejables. El momentum es clave.
- Monitorear lo Importante: Elige unos pocos indicadores vitales que te digan si vas por buen camino.
- Medir los Resultados: Aprende de tus datos. Celebra las victorias y corrige el rumbo cuando sea necesario.
Es tu momento de tomar el timón
Dirigir tu organización sin un plan claro es agotador. Te roba la energía, la creatividad y, lo más importante, la alegría de construir algo grande.
Mi invitación hoy es a que dejes de ser un simple pasajero de las circunstancias y te conviertas en el capitán de tu destino. La planeación estratégica es la herramienta que te permitirá hacerlo.